La generalización del fenómeno circulatorio, además de progreso, rapidez y comodidad, genera problemas, el principal: los accidentes de tránsito, siendo el factor humano el primer causante. Para solucionar este problema de salud pública, una de las líneas de actuación imprescindible es la adquisición de valores viales en los ciudadanos, algo que constituye un paso más que el conocimiento de normas y señales de circulación. Se trata de la educación vial, el mejor camino para la formación de una conciencia vial. Se puede definir la educación vial como parte de la educación social, siendo una eficaz base de actuación ciudadana, dado que trata de crear hábitos y actitudes positivas de convivencia, de calidad de vida, calidad medioambiental y la seguridad vial.
La creciente realización, disponibilidad de programas en torno a la educación vial, junto a su consiguiente aplicación por parte del servicio de policía comunal, puso de relieve la necesidad de contar con instrumentos suficientemente rigurosos que permiten conocer el grado de eficacia alcanzado por ellos, así como criterios que faciliten la correcta toma de decisiones sobre la posible conveniencia de reproducir y difundir unos u otros. Además, dado que la educación vial debe dirigirse al conjunto de personas implicadas para ser más efectiva, las actitudes de los usuarios hacia la misma constituyen un factor determinante de su éxito. Pues bien, a pesar de la importancia de las actitudes antes descritas, no se dispone hasta de un repertorio de instrumentos estandarizados para evaluarlas.
Aunque una buena parte de los usuarios muestran actitudes positivas hacia la educación vial. Sin embargo, es preciso que los programas de seguridad vial y de educación vial requieran a menudo la utilización por los cuerpos de seguridad de materiales y métodos. Es importante mencionar que el estudio es relevante pues, la seguridad vial contribuye en la vida moderna, que todos quedan inmersos dentro del quehacer cotidiano; el trabajo, preocupaciones, obligaciones para con los hijos, todo eso conforma el propio mundo, en el cual pocas ocasiones queda tiempo para reflexionar acerca de la importancia que puede tener la educación vial. Normalmente se piensa que toda la problemática que se deriva de vivir en una ciudad es responsabilidad únicamente de las autoridades.
En los congestionamiento se culpa al semáforo, policía, al conductor de al lado siempre a terceros, nunca se repara que parte de la culpa la tiene el usuario, por la desesperación de llegar a tiempo, sin importar que se pase una señal de alto, adelantar un auto de forma indebida, se detiene en la zona marcada para cruce de peatones, con esto no solo se causa problemas a los demás sino también al mismo conductor. Por ello con la educación vial los primeros beneficiados son los ciudadanos y no solo eso sino también se obtendrá tranquilidad de la familia, se tiene que reflexionar en el hecho que solamente se debe permitir conducir un vehículo los hijos cuando están completamente seguros de que han comprendido la responsabilidad que implica sentarse detrás de un volante.
Por ello, la participación ciudadana juega un papel preponderante como elemento clave para viabilizar la educación vial a través del dispositivo de la educación en valores en materia vial. El entrenar y enseñar las normas de tránsito terrestre es una responsabilidad compartida entre los distintos actores involucrados en esta materia. Además se debe concienciar sobre el sentido común y la pertenencia social. Se presentan propuestas hacía un modelo experimental en educación vial a fin de que pueda llegar a todos los niveles de educación en Venezuela.
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